Buscar

martes, 27 de diciembre de 2011

LERMA EN ESTA NAVIDAD

LAS calles y plazas ofrecen silencios, demasiados silencios para las fechas que son. Los pocos balcones que lucen adornos navideños resultan hasta tristes. Incluso los turrones y mazapanes que ofrecen las tiendas no tienen el típico brillo…

No vuelan como gorriones en verano, sino gritan como nubes no deseables los letreros “SE VENDE PISO” o “SE TRASPASA NEGOCIO”. Vayas por donde vayas siempre acecha alguno. Y es que algo no se ha hecho bien. No hemos jugado a ser pequeños Dioses, pero sí hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nos hemos dejado embaucar por frases de diablo...  
                                                                                            
La crisis es muy dura y se nota. Tengo familiares y amigos que lo están pasando mal. “En mi casa no hay sitio para muchas alegrías”. “Este año no he puesto el árbol de navidad”. “No sé si mi hijo podrá seguir estudiando”, me dicen. Y lo entiendo.

Son despedidos de las diferentes empresas de Lerma. Empresas que podían haberlo hecho mejor, pero que por puro egoísmo en algunas, deslealtad y falta de visión de futuro en otras, han llegado a donde estamos. 

Por ejemplo, en Elipse, según me cuentan, no han sabido hacer las cosas…
Pues “EL QUE HABLÓ DEBERÍA HABERSE CALLADO Y EL QUE GUARDÓ SILENCIO, PREGUNTAR. EL QUE PUDO HACER NO HIZO Y EL QUE HIZO NO SABÍA. AL DESLEAL LO ESCUCHARON Y EL LEAL FUE UN PERDIDO. AL QUE QUISO TRABAJAR LO DESPIDIERON Y EL QUE NO QUISO TRABAJAR SE QUEDÓ.”

No, no han sabido presentar un plan para sacar a la empresa adelante… Pues no son 37 despidos, sino 37 familias que han perdido su puesto de trabajo. Y Lerma, mi Lerma, no está precisamente para tirar cohetes.