YA han terminado las fiestas y para algunos también los buenos deseos. Es lo que suele pasar: mientras la luz está encendida podemos vernos, sonreírnos, pero en el momento que se apaga dejamos de ser quienes éramos. Y todo simplemente porque las buenas intenciones las lucimos como si fueran trajes nuevos. Es el juego de aparentar.
Pero quedan los regalos ¿o no? A veces estos también fallan, llegan el día 6 de enero y son devueltos al día siguiente, o se quedan y mueren olvidados en un rincón.
Y si la sociedad ya no es religiosa ¿para qué todo esto? ¿Para qué tanta fiesta, tanta celebración, tanta parafernalia?
La sociedad es consumista, sin más; aunque hoy menos por culpa de la crisis. Tal vez se lo tengamos que agradecer. ¿Surgirán así nuevos valores…?
El caso es que estamos en enero y por lo tanto hay que subir su famosa cuesta. Ayer éramos felices y hoy vivimos a la sombra porque al sol se nos nota que no tenemos para llegar a final de mes. ¡Qué hipocresía!
Qué hipocresía también lo del Ayuntamiento con la calle Mayor, ésta sí que es la cuesta permanente de Lerma. Debería ser el espejo de la Villa , pero es la decadencia del PP en el Consistorio. Abandono, suciedad de todo tipo… Ustedes lo pueden comprobar.
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